Consiste en quitar una pequeña parte del tubo (cordón espermático o conducto deferente) que lleva los espermatozoides desde los testículos donde se forman, de manera que el líquido que se emita en la eyaculación (semen) no contenga espermatozoides.
Se trata de una intervención sencilla, que se realiza con anestesia local. No interfiere la capacidad de erección, ni la libido (deseo sexual), ni la erección del pene, ni el orgasmo.